Los seres humanos manifiestan diferencias individuales en los horarios de actividad y de sueño, en función de su preferencia horaria, se definen varios cronotipos o tipologías circadianas. La propensión de las personas para dormir en horarios particulares es quizá la definición más elemental de cronotipo. Debido a variaciones genéticas, los componentes proteicos del reloj biológico difieren entre los individuos, razón por la cual muchas personas sincronizan diferente ante un mismo ciclo de luz-oscuridad, algunos más temprano y otros más tarde. El alineamiento indebido entre el reloj social y el biológico desincroniza los hábitos individuales; en el caso específico de las personas vespertinas, las obliga a levantarse antes de su horario natural y a adquirir una deuda de sueño que pagan durante los fines de semana o en los días libres, viven en estado de Jetlag social, que es la causa subyacente de muchas comorbilidades existentes entre los jóvenes y particularmente, en los estudiantes universitarios. Se ha sugerido que los programas horarios basados en el cronotipo de las personas pueden reducir la disrupción circadiana, mejorar el sueño y tengan potenciales efectos beneficiosos en la salud y en la economía.